
Valentina Loaiza: una melodía tejida entre arquitectura y música andina
- ad-q-asomos
- 27 enero, 2025
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Desde su infancia, Valentina Loaiza ha vivido en un mundo de sonidos y emociones. Creció en un hogar donde la música era lenguaje universal, y la guitarra de su tío y la voz de su abuela, la banda sonora de sus días. Esta temprana influencia artística la marcó profundamente, porque sembró en ella una inspiración para toda la vida.
Pero esta no fue su única pasión; la arquitectura también cautivó su interés. Valentina encontró en este camino una manera de expresar su creatividad y su sensibilidad estética. Aunque ambas vocaciones van por ramas diferentes, se enriquecen mutuamente. Mientras un edificio se diseña pensando en la experiencia de quien lo habita, ella compone sus canciones con la intención de evocar emociones y sensaciones en su público.
La arquitectura de la música
La formación de Valentina como arquitecta y su amor por la música generan un juego de equilibrios que estimula su sensibilidad al momento de componer e interpretar, pero también de diseñar. Cada nota, cada acorde, cada melodía, e igual cada trazo o bosquejo de una obra conforman una construcción única que debe apuntar a la perfección en los detalles.
La música andina colombiana, con su profunda conexión con la tierra y las historias campesinas y de patria, son el lienzo perfecto para plasmar su talento. En sus composiciones, Valentina fusiona elementos tradicionales con influencias contemporáneas, y crea un sonido con diferentes aires. Su interpretación, llena de emotividad y pasión, transporta al oyente a un mundo de ensueño.
El concurso Mono Núñez: un hito en su carrera
Ganar en la categoría solista vocal en el concurso Mono Núñez marcó un antes y un después en la carrera de Valentina. La preparación para este evento fue intensa y exigente. Meses de ensayos, de perfeccionar su técnica vocal y de estudiar a fondo la obra presentada hicieron parte de su día a día. La expectativa era alta, no solo por el prestigio del concurso, sino también por el deseo de representar dignamente a su región.

«Llegar al mono Núñez es algo de mucho respeto. Por ejemplo, dijimos: “Vamos, vamos a ver cómo nos va; consideramos que somos talentosos, podemos representar bien al Quindío”. Fuimos, y el recibimiento de la gente fue hermoso; a los jurados también les gustó nuestro trabajo, y dimos lo mejor de nosotros, y gracias a Dios pudimos ganar», relata Valentina.
La participación en este certamen fue una experiencia inolvidable. El escenario, la audiencia, la tensión…, todo se conjugó para crear una atmósfera única. Valentina mantuvo la calma y demostró una madurez interpretativa que sorprendió a todos. Su triunfo fue el resultado de su habilidad musical y su consagración.
Este reconocimiento le abrió las puertas a nuevas oportunidades y la consolidó como una de las voces más prometedoras de la nueva generación de músicos de la región; el Mono Núñez no solo fue un concurso, sino un trampolín hacia el futuro.
La música andina colombiana: un legado que preservar
Para esta joven quindiana, la música andina colombiana es mucho más que un género musical. Es una herencia, una forma de expresar su identidad y una honda conexión con sus raíces; es un lenguaje universal que habla de amor, de dolor, de alegría y de esperanza. A través de sus canciones, procura transmitir estos sentimientos y conectar con su público a un nivel emocional profundo.
También es un vehículo para preservar las tradiciones y costumbres de su pueblo. Cada melodía, cada letra, es una pequeña pieza de un rompecabezas que conforma nuestra identidad. Al interpretar esta música, Valentina se convierte en una embajadora de su región, llevando su mensaje más allá de las fronteras.
El futuro de la música andina colombiana
Valentina tiene una visión clara del futuro de la música andina colombiana. Cree que este género tiene un gran potencial para llegar a nuevas audiencias y trascender fronteras. Sin embargo, es consciente de la importancia de preservar las raíces y las tradiciones que lo han hecho tan especial.
En sus proyectos futuros, busca fusionar los sonidos tradicionales de la música andina colombiana con elementos contemporáneos, y crear un sonido fresco y renovador que atraiga a un público más amplio. Además, desea colaborar con otros músicos para enriquecer su música y ampliar sus horizontes: «Vamos a meterle matices diferentes, porque la música colombiana clásica es hermosa y yo la amo y amo interpretarla; pero, también, el relevo generacional no solo va en la gente, sino en el tipo de música, porque el ritmo no cambia, pero sí los matices que uno le da, los aires, los colores, entonces este álbum va a estar lleno de muchas cosas chéveres. Se viene de verdad algo bien bonito, que nos estamos craneando con todo el amor y toda la pasión y el juicio que debe tener».
Valentina Loaiza es una artista multifacética. Su talento, su dedicación y su amor por la música andina colombiana la han convertido en una de las voces más destacadas de su generación. A través de su música, nos invita a celebrar nuestras raíces, a explorar nuevas sonoridades y a soñar un futuro más musical. En sus palabras y como legado, la artista nos deja el siguiente mensaje: «La música siempre ha sido y será mi constante compañía y más bella amiga, la música andina colombiana es un regalo que me gustaría darles a todos y que todos lo puedan apreciar de la misma manera que yo lo aprecio; es un regalo muy valioso que, por favor, si lo reciben, tomen la oportunidad de abrirlo y disfrutarlo».