la imparable determinacion de salvar vidas

La imparable determinación de salvar vidas

Desde hace casi tres décadas, el sargento Carlos Alberto Mazo Sepúlveda se ha dedicado a salvar vidas, y aunque recuerda que no nació con la vocación para desempeñarse como bombero, sí la adquirió con el pasar de los años y con su experiencia al servicio de la ciudad.

Mazo está encargado de la estación de bomberos Sinaí, ubicada al sur de Armenia, y bajo su responsabilidad han estado importantes labores, como la extinción de incendios estructurales y vegetales, a lo que también se suma el rescate de animales, entre otras actividades.

Si bien sabe que mientras porta su uniforme color azul se enfrenta a grandes peligros, como la inhalación de vapores tóxicos, el derrumbe de estructuras, la exposición a materiales peligrosos o incluso a las mismas llamas, su amor y su convicción por su trabajo lo motivan a arriesgar su propia vida por los demás.

«El formarse para servirle a la comunidad genera en nosotros esa convicción, ese sentido que tengo de hacer mi mejor esfuerzo por salvar vidas y defender sus bienes y el medio ambiente”, relató el funcionario para la revista Así Somos.

bombero de armenia quindio

El sargento Mazo ingresó en 1997 a la institución, y al lado del entonces teniente Jesús Hernando Gómez Agudelo aprendió a ejercer su labor con esfuerzo y dedicación. No obstante, el 25 de enero de 1999, cuando ocurrió la tragedia más grande a la que se ha enfrentado la ciudad en la historia reciente, Mazo había entregado turno en la mañana, y su mentor falleció en el abrupto colapso que sufrió la estación de bomberos ese día al comenzar la tarde.

Aunque su guía ya no estaba, Mazo siguió capacitándose y actualmente es uno de los bomberos con mayor experiencia de la ciudad.

«El tener vocación de servicio es algo que se va adquiriendo a medida que usted aprende a amar lo que hace. Soy un hombre muy agradecido con la institución y todo se lo debo a ella. El haber sacado adelante a mi familia, a mis dos hijos, que ya son profesionales, es ejemplo de la confianza que me han dado aquí y de lo que yo estoy dispuesto a dar cada nueva jornada de trabajo», dijo Mazo.

El bombero contó que en cada salida se encomienda a Dios e inicia su actividad, en la que se puede exponer durante horas al fuego, como sucedió hace unas semanas, que se tardaron unas 10 horas extinguiendo un incendio en el barrio Santander.

«Salvamos vidas de personas y también de animales, que hoy por hoy hacen parte de la familia. Cada salida es una exposición para nosotros, porque el solo desplazamiento en una máquina, que pesa muchas toneladas y avanza a la mayor velocidad, es un riesgo en el que sobrevivir es un desafío de todos los días».