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Fentanilo, la droga zombi

Quizás te has encontrado en redes sociales con videos de jóvenes caminando como zombis en las calles de Filadelfia, EE. UU. Seguramente has escuchado del Fentanilo, un opioide sintético 100 veces mayor que la morfina y unas 50 veces mayor que la heroína, causante de esta epidemia que ha puesto en jaque a los servicios antidrogas y médicos de la más grande potencia económica y militar del mundo. Pero ¿cómo se llegó a esto?

«Inicialmente, las sustancias psicoactivas, como los opioides (medicamentos para reducir el dolor), eran utilizadas en rituales para alcanzar una fuerza divina. A partir de ese uso espiritual, por así decirlo, se convierte en una práctica recreativa, y cuando esto ocurre se presenta el mercader de la necesidad»

El fentanilo fue sintetizado por primera vez en 1960, por el químico belga Paul Janssen, fundador de Janssen Pharmaceutica. Se buscaba crear un analgésico más potente y seguro que la morfina, que tenía efectos secundarios indeseables y podía causar adicción. El fentanilo se introdujo en el mercado en 1968, con el nombre comercial de Sublimaze®, y se usó inicialmente como anestésico intravenoso en cirugía.

El fentanilo recetado tiene un uso médico legítimo y beneficioso para los pacientes que sufren de dolor intenso, especialmente aquellos que tienen tolerancia a otros opioides. Sin embargo, también tiene un alto potencial de abuso y dependencia, debido a que produce una sensación de euforia y bienestar al activar los receptores opioides del cerebro, encargados de regular el dolor, las emociones y el placer.

Las drogas son el síntoma, no son el problema

Según el informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), publicado el 3 de mayo de 2023, en 2021 se registraron 106.699 muertes en los Estados Unidos por sobredosis relacionadas con las drogas, de estas muertes 70.601 fueron atribuidas al fentanilo y sus análogos. Esto representa un aumento del 45 % respecto al año anterior y un aumento del 64 % respecto al año 2017.

Para profesionales de la salud, como el psicoterapeuta Óscar Iglesias, una de las mayores causas del crecimiento en el consumo de este tipo de sustancias es la carencia psicoafectiva.

«Cuanta más sensación de orfandad, es mayor la búsqueda de placer a través de una sustancia. La base generadora, la causa más predominante en un individuo que consume psicoactivos, es la privación afectiva en una sociedad [que está] más en función de producir que en compartir. Mientras no exista quien me provea afecto o amor, hay que buscarlo de alguna manera», indica el profesional de la salud.

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Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), la cocaína es una de las drogas más consumidas en Colombia, junto con la marihuana, el bazuco y el éxtasis. Sin embargo, en los últimos años, se ha detectado la presencia de fentanilo en el mercado ilícito de drogas en el país, lo que representa una amenaza emergente para la salud y la seguridad de los consumidores y las autoridades.

El fentanilo suele mezclarse con otras sustancias, como la heroína, la cocaína o el tusi (un polvo blanco o rosa que contiene cocaína y ketamina), para aumentar su efecto o disimular su presencia. Los consumidores pueden no saber que están ingiriendo fentanilo, lo que incrementa el riesgo de sobredosis.

Por su parte, en el Quindío, de acuerdo con las autoridades, los únicos hechos relacionados con estas sustancias son el hurto de dos ampollas de fentanilo que se produjo en el hospital San Vicente de Paul de Filandia, en agosto de 2023; así como la desarticulación en el 2021 de una estructura criminal, Los Tecno, dedicada al tráfico y la distribución de fentanilo y otras drogas sintéticas, que operaba en varios departamentos.

Prevención afectiva antes que represión

«Los tratamientos médicos o farmacológicos para tratar el consumo de sustancias psicoactivas son un fracaso. Lo que debemos buscar es la etiología, lo que hace que una persona sea consumidora de una sustancia. (…) La familia es la clave para prevenir el consumo. Si hay atención y cuidado afectivo y emocional, no tengo que estar buscando alternativas que me suplan esa necesidad. Cuando más descompensación haya en la crianza de un bebé, en la primera infancia y en la adolescencia, hay mayor necesidad de buscar ese afecto afuera. Ahí aparecen las relaciones tóxicas o las sustancias que puedan de alguna manera avisar sobre la aparición de esta deficiencia», agrega el experto consultado por Así Somos.

La estigmatización del país, como productor y ahora en su papel de consumidor, ha marcado la vida de generaciones de colombianos que hemos crecido bajo la sombra del conflicto armado. Estrategias como el Plan Colombia no han hecho más que corroborar que la política bélica en contra de la producción de estupefacientes no es la única salida. La prevención, el amor y una clara comunicación en el hogar son las claves para cerrar la puerta a esta sustancia que puede ser catastrófica.

«El mutismo, el no compartir, el aislamiento y el evitar estar en grupo son señales que las familias no pueden omitir. ¡Ojo!, no solo es un tema de salud mental, porque cuando un niño o niña están retraídos, hay que explorar qué está pasando, porque puede estar siendo víctima de algún tipo de abuso», con esta recomendación concluye el psicoterapeuta Óscar Iglesias.