los romanos y el latin

Los romanos y el latín

HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA 2

Fernando Ávila 

Iberia, dirán ustedes, es la compañía de aviación de España. Y es cierto. Se llama así, porque en la era prerromana esa tierra, al suroccidente de Europa se llamaba Iberia (‘tierra de los conejos’). Ya sabemos que los íberos decían palabras llenas de erres como gorra, aquelarre, barranco, Echeverri, y que con la llegada de los galos empezaron a usar, y a decir, camisa, tasca, abedul, cerveza. Vámonos hoy al siglo II a. C., y veamos cómo van llegando a esas tierras los romanos, en sus caballos y con sus ejércitos conquistadores, y van organizando a lo largo de los años y de los siglos la administración, los acueductos, los baños, las academias. Estas últimas negrillas son palabras españolas que vienen del latín.

El latín es la lengua del Lacio, que ustedes conocen por el equipo de fútbol al que le dicen «la Lazio». ¿Por qué «la»? Porque en italiano no es «el equipo», masculino, sino «la escuadra», la squadra, femenino. Y la capital del Lacio es Roma. Así que el idioma de los conquistadores romanos era el latín. El latín tiene muchas palabras terminadas en «s». ¿De dónde viene alumno? Del latín alumnus, ‘el que se alimenta (de sabiduría)’. ¿De dónde viene vientre? De ventris, ‘cavidad’. ¿De dónde vienen hijo y mano? De las palabras latinas filius y manus.

En la consagración del pan y el vino en la misa católica se decía hoc est corpus meum (‘este es mi cuerpo’) y hoc est sanguis meus (‘esta es mi sangre’). Las brujas arman en latín macarrónico la fórmula ocus pocus a imitación burlesca de las palabras sagradas. Esto lo hacen las brujas latinas, porque las árabes dicen, en cambio, sim salabim. Y otra terminación característica y abundante del latín es la «m», fórum, currículum, álbum, solárium. La única diferencia de estas palabras españolas con el original latino es la tilde. Eso suena como el pam de Popayam, tan característico de nuestros vecinos vallecaucanos.

porque le dicen latinoamerica

Esta realidad, que se dio entre los siglos II a. C. y V d. C., en la península ibérica, hace que nuestra lengua se identifique como lengua latina, y que nosotros nos llamemos latinos, cosa que nos encanta, a pesar de que no es tan preciso como quisiéramos. Los latinos son los pueblos que hablaban latín, es decir, los que en esos siglos formaban parte del Imperio romano. Esos pueblos habitaban lo que hoy es Europa occidental, Moldavia, Rumania (‘tierra de los romanos’), Italia, Francia, España y Portugal. Del Imperio romano también formaron parte Inglaterra, en el sur de la Gran Bretaña, y todo el norte del África. Hoy no hay lengua latina en la antigua Britania, o sea, Inglaterra, ni en el norte del África, salvo que las islas Canarias se consideren parte del Continente Negro. En los demás países mencionados quedan las lenguas latinas, rumano, italiano, francés, español y portugués más otros idiomas menores.

Nos llamamos en realidad latinoamericanos, porque a la lengua latina se le agregan las lenguas americanas, como el taíno, canoa, barbacoa, papaya; el nahua, tomate, chocolate, apapacho; el chibcha, tote, sute, Tequendama, y el quechua, papa, cancha, pucho, por dar apenas algunos ejemplos. Y específicamente somos hispanohablantes, pues en el conjunto de latinoamericanos están también los hablantes de portugués, Brasil, y los de francés, Quebec y algunas de las islas de las Antillas.